Abreviaciones

“La originalidad consiste en un movimiento de dos sentidos: ir al origen de las cosas y regresar a las actuales. Pero cambiar arbitrariamente el orden de un poema fundacional o ‘engordar’ (en término tan infeliz se ve la involuntaria confesión del...

TA MEGALA

Fernando Solana Olivares

1. En 2009 el escritor argentino Pablo Katchadjian decidió hacer un experimento con Martín Fierro, el poema más célebre de la literatura de su país, y clasificó sus 2.316 versos en orden alfabético. El resultado fue un objeto literario distinto, derivado del primero pero sustancialmente ajeno a él. Hubo quien festejara con interés posmoderno esta intervención deconstructiva que permitía descubrir, según se decía, los sentidos potenciales siempre ocultos en toda escritura. 

2. Luego siguió “El Aleph”, el inagotable cuento de Borges. Katchadjian dio a la imprenta un libro de 50 páginas, El Aleph engordado, texto donde se agregaban 5.600 palabras a las 4.000  del cuento original. César Aira, celebrado hombre de letras austral, se congratuló del resultado y afirmó que el cuento “podría seguir engordando indefinidamente, como el zapallo que se hizo cosmos de Macedonio Fernández, hasta llenar todos los estantes de todas las bibliotecas del mundo”. Entendido esto como una metáfora alusiva al contenido expansivo del cuento. Ya Borges escribía que “tan dilatado e incalculable es el arte, tan secreto su juego”.

3. Quien no lo apreció de tal manera fue María Kodama, la viuda de Borges recientemente fallecida, odiada por muchos como estimada por otros, y procedió a demandar penalmente a Katchadjian por plagio. Después de ir y venir por los juzgados, la querella llegó a un intento de mediación donde al “engordador” de la pequeña e inmensa obra se le pidió que asumiera los costos del juicio de no más de 1.500 euros, una multa cuya cantidad sería simbólica pues supondría el reconocimiento público de su error. Katchadjian se negó a aceptarlo. En declaraciones recogidas por la prensa afirmó que no había hecho nada incorrecto, que toda la literatura era una versión de lo anterior y la historia de una revisión constante: “Borges defendía el plagio y sostenía que toda la literatura está construida una sobre otra”.  

4. En un artículo escrito muchos años atrás, “La poesía gauchesca” (publicado después en Discusión, libro de ensayos), Borges reiteraba la índole novelística del Martín Fierro: “Novela, novela de organización instintiva o premeditada”, lo llamó. “La legislación de la épica —metros heroicos, intervención de los dioses, destacada situación política de los héroes— no es aplicable aquí. Las condiciones novelísticas, sí lo son”.

5. Este resumen acaba de “intervenir” una obra de Borges al citarla, pequeñísima escala de la reingeniería literaria efectuada por Katchadjian. Y en todo caso, necesaria en un texto que habla con y de textos. Así el género al que Reyes designa como un minotauro, el ensayo, es una entidad móvil y fluida que se va haciendo al tocar un autor con el lenguaje otros cuerpos escritos por otros autores. De tal manera ensaya, intenta establecer lo que se esmera por mirar de nuevo, por descubrir. Pero los géneros narrativos y líricos no soportan una modificación en su estructura, en su acomodo, en su prelación —características primordiales del fondo y la forma que íntimamente los constituyen—. Si esto no es literalmente un plagio, porque el autor nunca ocultó la materia primaria del ocioso y bizarro experimento, sí es una incomprensible deformación, un corrosivo ácido que destruye lo que la obra esencialmente es.

6. La originalidad consiste en un movimiento de dos sentidos: ir al origen de las cosas para regresar creativamente enriquecido a las actuales. Pero cambiar arbitrariamente el orden de un poema fundacional o “engordar” (en término tan infeliz se ve la involuntaria confesión del resultado) un cuento canónico, cuyos tantos sentidos y niveles de significado están presentes y ausentes a la vez en su precisa extensión, en su modo específico y en su venturosa, canónica arquitectura, no es legítimo. Borges habló de las páginas de perfección, de esas cuartillas donde ninguna palabra puede ser alterada sin daño, como las más precarias de todas. Y también, inversamente, de las que tienen vocación de inmortalidad. Aquellas que pueden “atravesar el fuego de las erratas, de las versiones aproximativas, de las distraídas lecturas, de las incomprensiones” y no dejan “el alma en la prueba”.

7. Esta intertextualidad tardomoderna ahora se teoriza y celebra como una experimentación iconoclasta y vivificante. Sin embargo, sólo es un gesto decadente propio de una civilización crepuscular y estéril que ya no tiene más comienzos a su alcance y debe fagocitar el pasado para alimentar la ilusión de que posee un presente y un futuro. Toda obra sale de otra obra, se inspira en ella, de ella aprendió. Puede utilizar la trama predecesora, reinterpretarla, pero no debe intervenir el original. Ningún mengelismo logra ser literatura.

Tomado de https://morfemacero.com/