En una sociedad que prioriza las ganancias sobre las personas, es difícil no sentirse desconsolado. Los propietarios separan a los amigos, las familias nucleares aíslan a los padres, los jefes agotan a los trabajadores. Pero no teman, Red Flags está aquí para cuidar sus corazones atribulados.
En la columna anticapitalista de anti-consejos de Novara Media, la terapeuta residente Sophie K Rosa combina su formación continua en psicoanálisis con ideas de su libro, Intimidad Radical, para responder a sus preguntas. A diferencia de otras consejeras sentimentales, Sophie no afirma tener todas las respuestas, pero podría ayudarte a desbloquear nuevas formas de pensar.
Para enviarle un dilema a Sophie, por favor, rellena este formulario.
Querida Sophie:
Soy una mujer de 48 años y me siento un poco estancada en mi relación. Mi pareja es increíblemente cariñosa y realmente comprometida a ayudar a los demás, da libremente, incluso cuando a veces siento que la gente podría estar aprovechándose de él. Me encanta eso de él, y me siento afortunada de haber encontrado finalmente a un hombre amable, pero también me deja confundida y, a veces, frustrada.
He estado en una serie de relaciones donde sentí que otros se aprovechaban de mí, especialmente en lo que respecta al dinero, así que sé que esta historia moldea cómo respondo ahora. Yo también quiero ser generosa, genuinamente, y me gustaría trabajar más hacia el tipo de perspectiva que él tiene -arraigada en la justicia y el cuidado de los demás- pero a veces siento que la gente empieza a esperarlo, y eso me molesta más de lo que me gustaría admitir. Sigo preguntándome dónde encajo yo en todo esto, y cómo funciona la intimidad cuando tanta energía suya se va hacia fuera. Quiero apoyar sus valores, pero también quiero que nuestra relación tenga su propio espacio y equilibrio. No estoy segura de si debo simplemente aceptarlo, intentar cambiarlo o encontrar un punto intermedio. Me encantaría que me orientaras sobre cómo navegar por esto sin perder ni mis necesidades ni su generosidad.
– Pareja de un Hombre Amable
Querida Pareja de un Hombre Amable:
Tu carta me dejó preguntándome con qué tipo de cuidado es tan generosa tu pareja, y cuánto de esto se trata de dinero. Específicamente, cuando escribes que «él da libremente» y que «sientes que la gente podría estar aprovechándose de él», me pregunto cuáles son sus respectivas circunstancias financieras, y si tienes razones para creer que podría ser vulnerable de alguna manera. Si es así, toda mi respuesta podría necesitar una perspectiva diferente. Pero por ahora, asumiré que no lo consideras especialmente vulnerable. Reconoces que tu propia historia está moldeando cómo te sientes con respecto a este escenario actual; tal vez tu sensación de que podría estar siendo explotado de alguna manera habla más de tu propia experiencia que de su realidad.
Pasemos entonces a mis siguientes preguntas. ¿Debería él rendir cuentas de cómo distribuye su depósito de cuidado? ¿Su generosidad es asunto tuyo? ¿Por qué? Las respuestas que des podrían depender de cuánto sientes que te estás perdiendo, y cuánto podrías estar dispuesta a perderte, debido a su naturaleza generosa. En cierto nivel, parece que estás experimentando sus otras relaciones de cuidado como amenazantes. En psicoanálisis, este tipo de reacción podría entenderse como relacionada con traumas tempranos y universales: los momentos en que los bebés se dan cuenta de que no lo son todo para su cuidador principal, que es vital para su supervivencia.
No tengo una idea clara de cómo la generosidad de tu pareja te está impactando materialmente. Tal vez hay cosas que son muy importantes para ti -tipos de intimidad, incluso- que no estás obteniendo debido a cuánto da él a los demás. Si ese es el caso, comunicarse con tu pareja sería un buen punto de partida, junto con solicitar que te acomode mejor en medio de sus otras relaciones de cuidado. ¿Hay nuevos acuerdos a los que podrían llegar que podrían ayudar? ¿O cosas concretas que podrías pedir que sientas que podrían aliviar tus preocupaciones y hacerte sentir priorizada?
Más allá de esto, valdría la pena preguntarte, si no fuera esta historia sobre amenazas a tu intimidad, ¿sería otra? Y, para que quede claro, nuestras historias pueden ser verdaderas, o parcialmente verdaderas, y siempre son co-escritas.
Tu pregunta me está haciendo pensar en la monogamia. Nuestras psiques están condicionadas por esta norma social, y la gente tiende a estar atenta a cualquier amenaza externa a sus relaciones románticas (sean o no monógamas en realidad). Pero mientras que la no monogamia sexual es menos tabú de lo que solía ser, me pregunto si las conversaciones culturales e interpersonales a veces excluyen una discusión adecuada sobre el cuidado. Porque, en la forma en que se practica comúnmente en nuestra sociedad -podría decirse que en suforma ‘tóxica’– la monogamia no se trata sólo de exclusividad sexual, también puede significar un monopolio del cuidado. Y desde una perspectiva radical, la idea del cuidado promiscuo -el cuidado que excede la pareja y las formas familiares biológicas- es importante. La cuestión de lo que podemos esperar de los demás es a la vez muy política y emocionalmente espinosa.
No lo sé, pero me pregunto si tu preocupación declarada sobre que otros se aprovechen de tu pareja podría ser al menos algo de una pista falsa inconsciente. Me pregunto si podrías estar sintiendo celos. De hecho, los celos sexuales no son el único tipo; otros tipos de intimidades podrían evocar celos igualmente o incluso más poderosos. En su nuevo álbum de divorcio, Lily Allen es clara:
No puedo entender cómo has estado jugando al tenis
Si fuera sólo sexo, no estaría celosa
No jugarás conmigo
Es cierto que, en el caso del exmarido de Allen, el tenis se combinó con sexo y engaño. Pero los celos también pueden ser evocados por todo tipo de atención prestada a los demás. Si estás celosa, está bien. Tener impulsos hacia la acumulación de cuidado en la forma de pareja no te convierte en un mal sujeto político; te hace humana. Y, como humanos, no estamos inevitablemente a merced de nuestras emociones. Por difícil que sea, podemos intentar reflexionar y tomar medidas, como ya estás haciendo. ¿Qué tipo de persona eres? ¿Qué tipo de persona te gustaría llegar a ser? (Estas preguntas, en mi opinión, se siguen mutuamente en un bucle infinito; una siempre lleva a la otra).
Está claro que hay algo en el comportamiento de tu pareja que ha despertado sentimientos difíciles en ti. En última instancia, no tengo suficiente información para saber la fuente de esto. Pero me quedo pensando en cómo el discurso popular sobre las relaciones considera las emociones en las relaciones. Parece haber un evangelismo inútil en torno a la idea de que la pareja «correcta» de alguna manera curará nuestros conflictos internos y sufrimientos -o al menos que no nos causará demasiados problemas psíquicos-. Pero esta no parece ser la forma en que existen las relaciones humanas en la realidad. Los puntos conflictivos del amor también pueden ser ricas oportunidades. Como dijo la filósofa Mari Ruti: «Los amantes que despiertan nuestros conflictos a veces pueden llevarnos a niveles más altos de madurez y autocomprensión». Por supuesto, esta no es una propuesta atractiva para todos. ¿Lo es para ti?
Tomado de https://novaramedia.com/





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