Recolectó cigarrillos electrónicos usados, probó cada celda, descartó las dañadas y agrupó las funcionales en módulos de 9 baterías. Usó soportes impresos en 3D, cinta de cobre, tiras de níquel y un sistema de gestión de batería de scooter. El sistema convierte 50V DC en 230V AC mediante un inversor, permitiendo uso doméstico estándar.
- 500 baterías de vapers desechables.
- 2,52 kWh reutilizados.
- Energía limpia desde residuos.
- Taller desconectado de la red.
- Proyecto casero, resultado potente.
- Electrónica, reciclaje y creatividad.
- Conciencia sobre el e-waste.
- Futuro: añadir paneles solares.
Un muro de energía que empieza en la basura
En medio del paisaje rural británico, Chris Doel, ingeniero y creador de contenido, ha logrado lo que parece impensable: alimentar su taller entero con la energía contenida en 500 vapers desechables. Estos dispositivos, pensados para usarse una vez y tirar, esconden en su interior pequeñas baterías de ion de litio que, en la mayoría de los casos, conservan buena parte de su capacidad cuando se descartan.
Doel decidió que ese potencial no debía terminar en el vertedero. En lugar de desechar, reutilizó. En lugar de comprar, reconstruyó. Y el resultado es una batería mural de 2,52 kWh que alimenta su hervidor, microondas, ventilador y ordenador sin conectarse a la red eléctrica. Todo a partir de residuos electrónicos que muchos ni siquiera consideran valiosos.
Recuperar energía de lo invisible
Cada vape contiene una célula similar a una pila AA, pero recargable. Aunque el líquido se agote en unos días, la batería no. Aun así, millones acaban en la basura cada mes. Esta infrautilización de recursos no solo supone una pérdida energética; también plantea un serio problema ambiental. El litio, el cobalto y otros materiales presentes en estas baterías son minerales críticos, cuya extracción tiene un alto coste ecológico y social.
Doel recogió los dispositivos usados en comercios locales. Desarmó cada uno, midió la salud de las baterías y descartó las que presentaban fallos. Las que funcionaban fueron etiquetadas, cargadas y organizadas en módulos de nueve unidades, sujetas con soportes impresos en 3D. De este modo, replicó la estructura de un sistema profesional, como los que se usan en coches eléctricos, pero con residuos.
Al juntar 56 de estos módulos, construyó una pared energética capaz de entregar 50 voltios de corriente continua, que luego se transforman en 230 voltios de corriente alterna, la misma que se usa en cualquier casa.
Cómo se construyó el «vape wall»
Más allá del ingenio, este proyecto requirió habilidad técnica, paciencia y compromiso. Cada celda fue conectada con tiras de cobre y níquel para asegurar una distribución de energía equilibrada. Añadió un fusible como protección y reutilizó un sistema de gestión de baterías de patinete eléctrico para monitorizar voltaje, temperatura y seguridad.
El resultado: una batería mural de 38 kilogramos, montada en su taller, con una capacidad total de 2,52 kWh. En vez de gastar los aproximadamente 3.000 euros que costaría fabricar algo similar con baterías nuevas, solo invirtió tiempo, herramientas básicas y determinación.
Cuando desconectó el interruptor de la red eléctrica, todo siguió funcionando. Sin cortes. Sin humo. Solo energía limpia recuperada de la basura.
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Más que un experimento: una crítica al despilfarro
Este proyecto no se trata solo de eficiencia energética. Es también un gesto contundente contra la cultura de lo desechable. Según datos del Parlamento Europeo, se tiran más de 150 millones de vapers al año solo en la UE, y muchos acaban en contenedores incorrectos o directamente en la naturaleza. Estas pequeñas baterías, si no se gestionan bien, pueden liberar metales pesados y electrolitos tóxicos, contaminando suelo y agua.
Doel quiere cambiar esa narrativa. No desde un laboratorio, sino desde su taller, con vídeos claros y didácticos. Quiere demostrar que la tecnología no tiene por qué ser efímera, y que con creatividad, podemos repensar lo que significa “residuo”.
Además, está planeando instalar paneles solares en su tejado para recargar las baterías durante el día. De lograrlo, su taller será completamente autosuficiente y libre de emisiones.
Este tipo de iniciativas no son anecdóticas. En Francia, la startup Back Market ha impulsado la reutilización de componentes electrónicos como modelo de negocio. En España, iniciativas ciudadanas como Alargascencia y Restarters Madrid fomentan la reparación y el reaprovechamiento tecnológico como forma de activismo ecológico. Y en Reino Unido, donde vive Doel, se discute la posibilidad de prohibir los vapers de un solo uso, una medida que podría reducir drásticamente este tipo de residuos.
Vía @Chris_doel
#Sonora #Expresion-Sonora.com Tomado de http://ecoinventos.com/





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