octubre 22, 2025

Francisco Colmenares*: Trump: ¿por qué la arrogante “recompensa” por Nicolás Maduro?

Tomado de https://www.jornada.com.mx/

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urante el siglo XX, Estados Unidos, el mayor devorador de combustibles fósiles en la historia de la humanidad, produjo 181 mil millones de barriles de crudo y, en los primeros 25 años del presente siglo, 75 mil millones de barriles –la mayor parte en territorios arrebatados a México en 1848–. Actualmente tiene reservas probadas de casi 47 mil millones, de manera que si se considera el ritmo de extracción anual que ha sostenido en los pasados ocho años, más de 4 mil millones de barriles de crudo, tendría disponibilidad sólo para 11 años.

Venezuela, por el contrario, con 303 mil millones de barriles de reservas de crudo y una producción anual de 336 millones tiene disponibilidad para ¡902 años!

Apoderarse y saquear la excepcional riqueza petrolera de Venezuela es el objetivo central del gobierno de Donald Trump; no es contribuir a la democracia ni combatir el narcotráfico. La lógica del saqueo fue el principal móvil del imperio durante más de siete décadas, en el siglo XX. Fue con el triunfo de Hugo Chávez, en 1998, que el pueblo venezolano puso un alto a la abusiva injerencia de los gobiernos de Estados Unidos en el manejo colonial y corrupto de su petróleo.

Doblar, como expresó la fiscal general Pamela Bondi, el monto de la temeraria y arrogante “recompensa” a 50 millones de dólares de los 25 que ofreció Joe Biden, para entregar información que conduzca al arresto y/o condena del presidente constitucional Nicolás Maduro y ofrecer 25 y 15 millones de dólares, por Diosdado Cabello Rondón, ministro del Interior y Justicia, y por Vladimir Padrino López, ministro del Poder Popular para la Defensa de Venezuela, tiene el propósito de encubrir la orden al Pentágono y sus mercenarios para asesinarlos y vejarlos, apostando a traiciones bajo el embrujo de la codicia del dinero. Estamos ante una situación similar o en condiciones incluso peores a las que ordenaron para Sadam Hussein en Irak y Muammar Gadafi en Libia, como ya se advierte con el envío de buques de guerra, aviones espía y un submarino a una región del Caribe próxima a las costas de Venezuela.

Hoy, como en 2020, el gobierno de Trump acusa al presidente constitucional Nicolás Maduro y a ministros de su gabinete de encabezar un supuesto grupo de narcoterroristas, el cártel de Los Soles, dedicado a traficar drogas hacia Estados Unidos, país que se ha colocado como el mercado de estupefacientes más grande del mundo y donde además todos sus gobiernos, demócratas y republicanos, han sido exhibidos por su incapacidad o desinterés para desarticularlo; más aún algunos organismos como la DEA y el ejército han sido responsabilizados de haberse coludido con las mafias. Lo más sorprendente es que, no obstante albergar el mercado de drogas más grande del mundo, hasta el día de hoy no hay un solo dato con el nombre de los principales capos y operadores del lavado de dinero a través de la banca y de la red financiera de Estados Unidos. Por el contrario, sí encuentran y divulgan información con la pretensión de justificar su intromisión en México, Colombia, Venezuela, Bolivia y Brasil.

La desarticulación de diversos actos de sabotaje en Caracas y otras provincias de Venezuela decomisando explosivos de alto calado, advierte de la agresiva ofensiva puesta en marcha para provocar un ambiente de violencia que genere descontento contra el gobierno de Nicolás Maduro. Además, el imperio planea instalarse militarmente en Esequibo, aprovechando la debilidad y sometimiento del gobierno de Guyana, utilizar a Chevron para obtener información de espionaje sobre el personal y las instalaciones petroleras venezolanas y continuar entregando dinero a grupos delincuenciales para nuevos actos de sabotaje.

La exacerbada violencia en los planes de Trump hacia Venezuela, así como el respaldo y sumisión de todos los gobiernos de Europa, es causada por el constante deterioro del poderío petrolero de Estados Unidos y la extraordinaria vulnerabilidad en que se encuentran sus aliados al depender, con excepción de Inglaterra y Noruega, del petróleo importado. Estados Unidos, por ejemplo, para mantener su actual producción diaria de 13 millones de barriles de petróleo necesita que el precio del mercado no descienda de 50 dólares a causa de los costos del fracking.

Frente a la atentatoria ofensiva imperial conducida en medio de trampas y engaños, es importante debatir acciones concretas para ir más allá de las declaraciones de solidaridad que sólo quedan en el papel y provocan desdén o risa de quienes maquinan, sin descanso, las agresiones desde sus bunkers de guerra. Por ejemplo, hay que poner en la mesa de los BRICS+ incorporar a Venezuela, lo cual fortalecerá a Brasil y contribuirá a romper el bloqueo comercial impuesto por Estados Unidos.

Nicolás Maduro, electo por la mayoría del pueblo que votó en 2024, es el presidente constitucional de Venezuela. Con un espíritu de enérgica autodefensa asumamos frente a la arrogancia imperial que cualquier intento de agresión a su integridad física o de los integrantes de su gabinete, será, como lo advirtió Gustavo Petro, presidente constitucional de Colombia, una agresión a la integridad de los pueblos latinoamericanos.

Defendamos la revolución bolivariana frente al afán de Trump para despojarlos de su riqueza petrolera y de la libertad para decidir con soberanía su propio camino.

* Autor del libro Rebeldía, Tlatelolco y cárcel en Lecumberri

Tomado de https://www.jornada.com.mx/