Durante la Feria Internacional del Libro Monterrey, el Congreso de Literatura Infantil y Juvenil puso el foco en lo esencial: leer con los niños desde los primeros años no es un “extra”, es parte de su desarrollo.
El Centro de Primera Infancia (CPI) del Tec de Monterrey abrió el programa con una idea guía: la lectura temprana potencia la salud, el desarrollo socioemocional y el pensamiento lingüístico de forma simultánea.
Participaron también creadoras y especialistas como Paloma Valdivia, María Emilia López, Fanuel Hanán Díaz, Gina Jaramillo, Amanda Mijangos, Mariana Ruiz Johnson y Dalina Flores, quienes coincidieron en que la lectura infantil y juvenil no solo entretiene, sino que abre mundos y fortalece la empatía.
“El cerebro de los niños crece hasta un 90% y desarrolla más de un millón de conexiones cerebrales por segundo. La ciencia es clara: lo que viven las niñas y los niños en los primeros años de vida marca toda su existencia”, explicó Adriana Gidi, directora asociada del CPI.
“La lectura es un hábito de vida, pero también una actividad recreativa y de imaginación. Es, ante todo, una experiencia familiar”, añadió Manuel Pérez, director del CPI.
Leer de 0 a 6 años sí cambia el cerebro
Entre los cero y seis años, el cerebro infantil alcanza su mayor crecimiento y plasticidad. Gidi enfatizó que el desarrollo debe ser integral: “La salud, lo socioemocional y lo lingüístico-cognitivo deben avanzar juntas; si una se rezaga, las otras lo resienten”.
La lectura cumple un papel clave porque integra esas áreas. Leer en voz alta, compartir cuentos y escuchar historias estimula el lenguaje, el pensamiento y la imaginación, además de fortalecer el vínculo afectivo.
“Cuando los niños leen o escuchan leer, se crean fortalezas que funcionan como un escudo ante experiencias adversas”, destacó Gidi.
Diversidad de narrativas, diversidad de infancias
Una biblioteca con distintos tipos de libros: rimas, poesía, álbumes ilustrados, historias locales o de otras culturas, amplía la mirada y enseña empatía.
Pérez subrayó que es urgente recuperar el valor de las humanidades en la educación: “Nos hemos enfocado demasiado en las ciencias exactas y naturales, y hemos dejado en segundo plano las humanidades. Son fundamentales en el proceso de aprendizaje”.
Cómo crear el hábito de la lectura en casa
No hace falta una hora diaria ni un rincón perfecto: bastan 15 o 20 minutos constantes para sembrar el hábito. Lo importante es la regularidad y el sentido de encuentro.
“No importa si son 15 minutos. Lo que hemos aprendido es que la constancia hace la diferencia. No se trata de leer una hora un día y luego dejarlo, sino de mantener ese espacio de conexión”, compartió Adriana Gidi.
La lectura en familia crea un momento seguro, un espacio donde el niño sabe que ese tiempo es solo suyo. Puede ser una historia antes de dormir, una lectura al despertar o durante el fin de semana. Lo que importa es mantener el ritual.
Leer también enseña a autorregularse
Cuando un niño se atreve a contar una historia o leer frente a otros, no solo practica vocabulario: también regula sus emociones y fortalece su autoestima.
“La lectura genera vínculos y espacios que ayudan al desarrollo integral de los niños”, explicó Gidi.
Además, según los expertos, los cuentos ayudan a los pequeños a identificar emociones, comprender situaciones complejas y encontrar consuelo.
Ciencia que se convierte en práctica
El CPI considera este Congreso una oportunidad para unir evidencia científica con acción. “Es una apuesta por llevar la ciencia a la práctica y convertirla en un futuro mejor para las niñas y los niños”, sostuvo Gidi.
Por su parte, Pérez resaltó el valor de estos espacios colectivos: “La feria del libro es un gran encuentro que nos permite visibilizar el trabajo del Centro de Primera Infancia y su compromiso con la lectura desde los primeros años”.
Consejos para mamás y papás
Si tu hijo es bebé, cántale, háblale y recítale rimas. Si está en edad preescolar, comparte libros con imágenes y poco texto. Si ya reconoce palabras, deja que elija qué leer. Conversen sobre lo que imaginan, rían, inventen finales distintos.
La lectura no debe ser una tarea, sino un momento de encuentro. Como recordó Pérez: “El niño no solo siente emoción por el cuento, sino por la mamá o el papá que le dedica tiempo, atención y cariño”.
Leer desde los primeros años forma cerebros curiosos, seguros y creativos. Cada cuento, historia o poema leído en compañía deja una huella emocional y cognitiva. La lectura en la primera infancia no es un lujo: es una herramienta cotidiana para comprender el mundo y vivirlo con empatía.
Tomado de https://www.excelsior.com.mx/rss.xml
Más historias
Fundación Kalmekak impulsa a chinamperos de Xochimilco en la producción y venta de hortalizas
Zoológicos quieren ser aliados y no el enemigo de Profepa: Ernesto Zazueta
Con su tercer portero, Marruecos es finalista del Mundial sub 20