Tras la asignación del premio nobel de la paz a la ultraderechista María Corina Machado, la Oficina del Alto Comisionado para los Derechos Humanos (ONU-DH) se descaró como promotora del golpe de Estado en Venezuela, contra el presidente Nicolás Maduro, legítimamente elegido por su pueblo para ese máximo cargo de representación popular.
La ONU-DH –que nada ha hecho para detener el genocidio en la Franja de Gaza– se manifestó a favor de que la golpista Machado sea investida con ese desacreditado reconocimiento, a pesar de haber alentado, en varias ocasiones, protestas violentas encaminadas a derrocar ilegalmente al gobierno de Maduro.
En un comunicado, la Oficina del Alto Comisionado indicó que da la “bienvenida este viernes a la decisión del comité del Premio Nobel de la Paz de otorgar el galardón a María Corina Machado, en reconocimiento a su labor promoviendo las aspiraciones democráticas del pueblo venezolano”. Con esta descripción tergiversada intencionalmente, la ONU-DH no sólo respalda los ánimos golpistas de la ultraderecha venezolana, sino que también los impulsa en el resto de la región al encubrirlos como “aspiraciones democráticas”.
Thameen Al-Kheetan, portavoz de la Oficina del Alto Comisionado, declaró: “felicitamos a María Corina Machado por haber sido anunciada como la ganadora del Premio Nobel de la Paz. Este reconocimiento refleja las claras aspiraciones del pueblo de Venezuela por elecciones libres y justas, por derechos civiles y políticos, y por el respeto al Estado de derecho. El Alto Comisionado ha expresado de forma constante su apoyo a estos valores”.
Claramente, esta posición político-ideológica privilegia también los intereses hegemónicos estadunidenses, en vez de promover la autodeterminación de los pueblos y el respeto a las soberanías e independencias de las naciones latinoamericanas. También, deja al descubierto que la agencia internacional no necesariamente representa intereses legítimos cuando acusa restricción o violación de derechos humanos, como ha ocurrido incluso en México, durante los gobiernos progresistas de la 4T.
Según la visión de la ONU-DH, “la activista de 58 años, que fue inhabilitada para postularse en las elecciones presidenciales del año pasado, vive en la clandestinidad dentro de Venezuela y fue brevemente detenida tras asistir a una manifestación opositora en enero. Fue liberada poco después, presuntamente tras presión internacional”.
Después de esto, queda al descubierto que la agencia internacional está tomada por la ultraderecha global, que es instrumento del hegemón, y que protege e impulsa los golpes de Estado en América Latina.
Tomado de https://contralinea.com.mx/feed/
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