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Portada: Pat
(06 DE OCTUBRE, 2025).-El cinismo y la indolencia de ciertos políticos y medios de comunicación de derecha alcanzan nuevas alturas. En días recientes han buscado deslegitimar la misión humanitaria Global Sumud Flotilla, cuyo propósito fue llevar ayuda humanitaria a Gaza; es decir, comida y medicina para la población que sufre todos los días hambre y muerte a manos de Israel.
El falso y ruin argumento contra los participantes es de “no preocuparse por su propio país”. Bajo el mal hecho disfraz de patriotas, estos sectores se dedican a sembrar sospecha sobre toda acción solidaria internacional, especialmente si denuncia los crímenes del Estado israelí.
Lo que no dicen —ni dirán— es que mientras condenan la empatía hacia Gaza, sus propios gobiernos y aliados han permitido que Israel inunde a México —y América Latina— con armas, tecnologías de guerra y sistemas de espionaje que vulneran la soberanía de nuestras naciones.
Resulta grotesco escuchar a estos supuestos defensores de la seguridad nacional hablar de “prioridades internas” cuando han sido cómplices, precisamente, de esta violencia.
Empresas de ese país han vendido software como Pegasus, utilizado para espiar periodistas, defensores de derechos humanos y opositores políticos, bajo el amparo de gobiernos autoritarios o neoliberales. Esa dependencia tecnológica no solo erosiona la privacidad y la democracia, sino que refuerza una red de control global en la que los mismos que se llenan la boca con discursos de “soberanía” actúan como subordinados.
Los medios alineados con estos intereses operan como maquinarias de distorsión, reduciendo la complejidad de una acción humanitaria a una narrativa simplista de traición o antipatriotismo. No informan, manipulan.
No buscan el debate, sino el linchamiento moral de quienes se atreven a poner el cuerpo por la humanidad. La cobertura de la flotilla, en lugar de centrarse en la ayuda humanitaria bloqueada por Israel, se enfoca en atacar a los activistas, difamarlos y sugerir que “defienden causas ajenas”. Esa estrategia no es inocente: su objetivo es desactivar toda conciencia internacionalista y aislar la empatía como si fuera un delito.
Frente a ese aparato de cinismo y propaganda, la Global Sumud Flotilla representa justamente lo contrario: la afirmación de una humanidad compartida que no acepta la indiferencia como norma. Es un recordatorio incómodo para quienes lucran con el miedo y la desinformación: el dolor palestino no es ajeno, y denunciarlo no implica desatender lo propio, sino reconocer que la injusticia, venga de donde venga, nos concierne a todos. Quienes señalan con el dedo a los solidarios deberían mirar hacia sus aliados y preguntarse cuántos contratos firmaron con quienes hoy fabrican las armas que mantienen vivo el genocidio.
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Tomado de https://elchamuco.com.mx/





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