▲ Lilia Rubio afirma que su profesionalismo es su carta de presentación, por lo que descarta hablar de cómo ejercen el poder los mandatarios con los que ha trabajado.Foto Jorge Ángel Pablo García
Emir Olivares Alonso
Periódico La Jornada
Lunes 29 de septiembre de 2025, p. 4
Desde hace más de tres décadas, Lilia Rubio (Tequesquitlán, Jalisco, 1951) ha “susurrado” al oído del poder. “Sin pagar boleto”, ha testificado, en primera fila, conversaciones y negociaciones del más alto nivel que han impactado en el reciente devenir de la vida nacional e internacional.
Lilia es, quizás, la intérprete (español-inglés-español) más visible del equipo que colabora con la Presidencia de la República. En ese papel ha acompañado a los pasados siete titulares del Ejecutivo federal, desde Carlos Salinas de Gortari hasta Claudia Sheinbaum Pardo (en ese periodo han pasado seis estadunidenses, de George W. Bush padre a Donald Trump).
Ha presenciado capítulos contemporáneos de la historia que miles desearían haber atestiguado: la decisión de Bill Clinton de otorgar un préstamo de 20 mil millones de dólares a su par mexicano Ernesto Zedillo, para “rescatar nuestra tambaleante economía”, en enero de 1995.
La cena de Estado que la reina Isabel ofreció a Enrique Peña Nieto en marzo de 2015 en el Palacio de Buckingham; el primer encuentro entre Andrés Manuel López Obrador y Donald Trump, en julio de 2020 en la Casa Blanca, que muchos auguraron desavenencias y concluyó cuando el tabasqueño, mirando a los ojos del magnate, le dijo: “fallaron los pronósticos, no nos peleamos”.
En entrevista con La Jornada, equipara su colaboración con los ex mandatarios, y ahora con la Presidenta, como una danza en distintos ritmos que van del vals a la salsa, pasando, por supuesto, por el chachachá. “Vas conociéndote, vas encontrando como ritmos para bailar juntos. Vas encontrando una armonía entre voces, interpretas miradas, gestos”.
El morbo de otros por conocer los entretelones de esos pasajes no la tienta. Lilia antepone la ética y el profesionalismo como “carta de presentación” para no ahondar en detalles sobre cuáles, a su juicio, han sido los procesos más difíciles enfrentados por quienes han estado al frente de la máxima posición de poder, en un sistema que aún opera con la herencia política del presidencialismo mexicano.
“Todos son muy complejos. Obviamente, no voy a dar ningún dato, no es mi papel. Las negociaciones son complejas, los procesos de cómo ir de un punto a otro en una negociación, cómo convencerse entre estas personas de poder que una solución es mejor que la otra”, cavila.
Su voz ha logrado que actores políticos del poder –hispano y angloparlantes– puedan comprenderse mejor. Pero hace unos meses, Lilia se embarcó en un proyecto distinto: dar voz a su propia voz.
Mi voz (Endora, agosto 2025) es el título de su libro autobiográfico –que pronto estará a la venta– en el que recorre su historia y la de su familia desde 1925, en Tequesquitlán, Jalisco, uno de los pueblos impactados por la guerra cristera, con sus padres campesinos (José y Felicitas); la pobreza que vivieron en la fronteriza Tijuana, donde sobrevivían gracias un pequeño restaurante de birria jalisciense; la migración familiar (sus padres, ella y sus hermanos Heriberto, Martha y Virginia) en 1962 a Utah, cuna mormona, convirtiéndose a esa religión –la cual ya no practica– y donde también se sostuvieron con un restaurante.
Su regreso al país, a sus 20 años, para aventurarse por primera vez en la Ciudad de México, al inicio de los convulsos años 70, con 100 dólares en la bolsa y su primera noche en la capital hospedada en un hotel de paso del Centro Histórico; su formación teatral bajo la batuta de primeros actores como Claudio Obregón; un largo y formativo viaje por Sudamérica, que concluyó en la Argentina que celebraba el regreso del exilio de Juan Domingo Perón –todo eso la hizo una mujer de izquierda–; sus pininos como periodista, colaboró por casi 10 años para esta casa editorial; hasta una trayectoria de casi cinco décadas como intérprete. Todo eso narra en el libro.
–Es parte de una familia migrante, ¿qué reflexión haría de la actual situación migratoria?
–Como intérprete, uno de los temas que más interpreto, es el de los flujos migratorios. Los sufro también. Los migrantes nos vamos de nuestro país por necesidad. Debo de ser justa y honesta, nosotros no nos fuimos indocumentados (obtuvieron la tarjeta verde). La situación actual es tan compleja, ni los gobiernos ni los pueblos han encontrado la fórmula. Estamos en un momento correcto de discusiones y deliberaciones en que los gobiernos de los países expulsores, de tránsito, y los receptores se están sentando a hablar. Espero que se logre encontrar una posibilidad más justa para estos miles que están decidiendo dejar su país y, obviamente, mi esperanza mayor es que en sus países puedan encontrar la manera de quedarse.
–En el libro narra que en su infancia vio en primera fila la pobreza, la solidaridad y el esfuerzo; en su trayectoria profesional ha visto en primera fila el ejercicio del poder. ¿Cómo interpreta el poder?
–Tengo interpretando en los equipos de Presidencia de este país desde el presidente Salinas de Gortari (para las negociaciones del TLCAN). Es apasionante ver y escuchar lo que el poder tiene que decir. Las propuestas que hacen desde estas posiciones y, por otro lado, también ir viendo el devenir de los países a través de las diferentes administraciones, estarlo interpretando. Creo que se nace político, creo que esa vocación no la tienen tantas personas. Personalmente interpreto a políticos, pero jamás podría tener un puesto político porque me doy cuenta de las disyuntivas de los dilemas que ellos tienen que ir resolviendo todos los días.
“Por eso a mí me ha parecido un gran honor, viniendo desde la pobreza, desde mi niñez con mi familia, poder estar en esa primera fila observando, escuchando y susurrando. Estoy ahí sentada en primera fila, quizás sin haber pagado un boleto; el único boleto que sí pago todos los días es el de mi disciplina y mi respeto por lo que estoy escuchando, de tratar de pasar a otro idioma la voz de esa política o de ese político, de ese militante, de ese activista, de esa víctima. Ese es mi único papel: transmitir su mensaje.”
–¿Qué tan difícil es no revelar eso que escucha y observa?
–Eso se llama ética. Y mi profesionalismo está muy claro. Fui periodista, combiné la interpretación y el periodismo cuando empecé a hacer mis pininos como intérprete. De hecho, a inicios de los 90 me fui a Villahermosa, entrevisté a López Obrador cuando él estaba en aquella lucha tan ardua en su estado.
“Me encanta la política, por supuesto. Desde mediados de los 90, cuando se empezó a discutir el TLCAN, la interpretación me fue absorbiendo, fue requiriendo mi total atención. No he hecho periodismo desde mediados de esa década. Realmente no me había sentado frente a la computadora a escribir hasta este libro; pero nadie tiene de qué preocuparse conmigo. Si alguien lo piensa, me puede quitar de su lista de preocupaciones. Mi libro es muy respetuoso ante todas las personas que cito. Ante todo, mi profesionalismo, es mi carta de presentación.”
–¿Qué representa haberle susurrado al oído al poder, interpretando?
–Sí, susurrar, chuchoter que dicen en francés, susurrarle al poder. Es un privilegio y una gran responsabilidad, la cual sigo disfrutando, espero poder hacerlo todavía un tiempo.
–¿Alguno de estos personajes algún día le dijo: “¿usted qué opina?” ¿Dio su opinión?
–Sí, si me la preguntan, sí. Me lo han preguntado, claro, y sí les he dado mi opinión. Uno a uno.
–¿Podría compartir características de los presidentes?
–¡No!… Sí podría, pero no lo voy a hacer. No es mi papel, tengo mi opinión, por supuesto, pero es mía. En la interpretación vas conociéndote, encontrando como ritmos para bailar juntos.
–Ya que habla de baile, ¿qué ritmo bailaba con cada uno?
–Hay de todo. ¡Hasta chachachá ehhhh! Un vals, a veces la salsa, por supuesto el tap, con las suelitas.
Rechaza ser la “Intérprete” o la decana de la interpretación para la Presidencia de la República. “Soy parte de un equipo. No soy generala, ni capitana. Soy soldadera”.
Se puede leer la versión extendida de esta entrevista en https://www.jornada.com.mx/
Tomado de https://www.jornada.com.mx/
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