Javier ‘Chicharito’ Hernández y sus declaraciones plenas de misoginia sobre el papel que ve para las mujeres en la sociedad destapan un fenómeno que rebasa la cancha: la influencia de la manosfera en deportistas de alto perfil y su impacto en esta industria.
El caso del máximo goleador histórico de la Selección Mexicana revela cómo el concepto mitopoético de la masculinidad tóxica iniciado entre los años 80 y 90 del siglo pasado se infiltra hoy en espacios deportivos normalmente considerados seguros.
Sus videos, donde afirma que «las mujeres están fracasando» y deben «encarnar su energía femenina cuidando, nutriendo, recibiendo, multiplicando, limpiando…» reproducen los códigos discursivos de movimientos como el redpill y las tradwives, que promueven el regreso a roles de género conservadores.
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El primero, el de las ´píldoras rojas’, en una evocación del filme Matrix, expresa la idea de que las mujeres manipulan a los hombres. En tanto, el de las ‘esposas tradicionales’ pide el regreso de la figura femenina al hogar como principio de valía.
Saltan al campo del metaverso extradeportivo jugadores de un equipo que ha perdido por goleada en los últimos años, el discurso de una ultraderecha global, que más por emociones que con argumentos técnico-tácticos quiere regresar como sea.
Otro detalle viene desde el palco: Diego Dreyfus, el coach de vida de Hernández, representa la figura del gurú de autoayuda que se expresa con narrativas peculiares.
“No le pidas a una vieja que sea femenina cuando tú no la proteges ni provees”, dice en un video de su canal de YouTube. Cualquier parecido con las expresiones del futbolista tapatío es ‘mera coincidencia’. Bueno, hasta sus rapes de cabello son similares.
El alcance de los chorreados tiros verbales del ‘Chicharito’ llegó hasta la conferencia ‘mañanera’ de Palacio Nacional donde la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, calificó su colección de dichos como “muy machista”.
Aunque es tendencia, el fenómeno de la misoginia viral promovida por personajes populares ya lleva años vigente.
Deporte usado como discurso de odio
Desde el 2022, su principal ‘activista’ es el ex peleador de kickboxing Andrew Tate, quien desde su podcast ‘Macho Alfa’ aboga desde entonces por la ‘violencia justa’ contra las ‘mujeres insolentes’.
Por supuesto, es considerado un icono de la extrema derecha y entre sus preceptos defiende el deber de revitalizar la estructura patriarcal, la dominación masculina y la sumisión femenina para recuperar la riqueza de su género. #TeSuena?
Una investigación de la Universidad Iberoamericana advierte que estos líderes radicalizan a jóvenes a través de foros y redes sociales, alimentando fantasías de venganza contra las mujeres.
“Mujeres, están fracasando, haciendo una sociedad hipersensible,”, expone Hernández como guiado por una voz interior –o no tanto– en uno de los controversiales videos, los cuales, por cierto, al cierre de esta columna aún no retiraba de su cuenta oficial de Instagram.
La marca alemana de ropa deportiva Puma retiró su patrocinio a ‘Chicharito‘; Chivas no renovará su contrato y la FMF lo excluyó de las campañas del Mundial 2026, lo cual refleja cómo la extrema derecha en el deporte genera costos institucionales. Las entidades deportivas, buscan proteger su marca familiar, libre de discursos que alienten la violencia de género.
Los deportistas, modelos habituales de rol, amplifican narrativas tóxicas, como esta de misoginia, a millones de seguidores y si no son conscientes de ello, las entidades involucradas tienen que hacérselos saber.
Gracias a La Silla Rota por hacerle un acogedor espacio a este columnista. Fan Pro aparecerá cada jueves o de manera extra, como ahora, para analizar temas de última hora que requieran tu atención.
Tomado de https://lasillarota.com/
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