El 26 de mayo, la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF en inglés), respaldada por Estados Unidos e Israel, comenzó a operar en la distribución de ayuda humanitaria en la Franja de Gaza. Bajo el objetivo de controlar la manera en la que se estaba entregando la comida, pues el ala militar de Hamás, se beneficiaba de los suministros. Sin embargo, ha recibido grandes críticas por Naciones Unidas debido a que los centros de distribución están vigilados por seguridad privada estadounidense y monitoreados por las fuerzas armadas israelíes. Esta ha sido la única organización que Israel permitió que entrara a Gaza y, supuestamente, la mayor cantidad de suministros desde marzo del año en curso, poniendo en duda su neutralidad en el conflicto y la cercanía con su aliado de Norteamérica.
Además, parte de la población palestina no confía en esta entrega de suministros y prefiere mantenerse alejada, entre sus declaraciones a los corresponsales de medios, destacaron:
Hasta el 28 de mayo, un aproximado de 50 personas resultaron heridas y 43 muertas ante disparos y bomardeos del ejército israelí al momento en el que la multitud se aproximaba para obtener alimento, medicamento, suministros y agua en Rafah. Posteriormente, la neutralidad de la GHF fue gravemente cuestionada pues debía de mantener perímetros de seguridad, pero es aliada de Estados Unidos e Israel. La GHF respondió a los medios con:
“De acuerdo al protocolo establecido, por un breve momento, el equipo de la GHF, relajó intencionalmente los protocolos de seguridad para evitar las reacciones de las personas al recibir comida […] Ningún beneficiario fue herido, ninguna vida se perdió y toda la comida disponible fue distribuida sin interferencia.”
Después, la organización política y paramilitar Hamás accedió a la propuesta estadounidense por un alto al fuego de 60 días. No obstante, oficiales estadounidenses rechazaron la declaración y señalaron que mencionar públicamente el acuerdo es “inaceptable” y “decepcionante”. Las autoridades israelíes también negaron que la propuesta fuera de Estados Unidos y que el acuerdo nunca sería aceptado por un gobierno de Israel.
Ese mismo día, el Primer Ministro Netanyahu afirmó que su ejército había eliminado al líder de Hamás, Mohammed Sinwar, uno de los hombres más buscados y hermano del anterior líder Yahya Sinwar. Dos semanas antes, el 13 de mayo, se reportó que Mohammed era objetivo de un bombardeo en Khan Younis y que la infraestructura había sido destruida pero Hamás no ha hecho declaraciones al respecto.
Finalmente, la entrada de la Fundación Humanitaria de Gaza (GHF) como único canal de distribución de ayuda en la Franja de Gaza ha dejado al descubierto las profundas preferencias en la asistencia humanitaria y los intereses estratégicos de Estados Unidos e Israel pues se ve más como una herramienta de control más que un gesto de solidaridad. Las víctimas durante la distribución, la vigilancia armada extranjera y la falta de confianza ciudadana evidencian que, en medio del sufrimiento civil, los esfuerzos humanitarios no pueden desligarse del conflicto político y militar que los enmarca. Las declaraciones contradictorias sobre un posible alto al fuego y el anuncio de la muerte de un alto mando de Hamás reflejan, además, un escenario volátil donde la ayuda humanitaria, lejos de ser neutral, se convierte en parte del terreno disputado y desplazado.
– Créditos de imagen destacada: Hatem Khaled/Reuters –
Tomado de https://facetaconsciente.org/
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