Toritos de pirotecnia, la historia de una chispeante tradición en México

Toritos de pirotecnia, la historia de una chispeante tradición en México

Tomado de https://www.mexicodesconocido.com.mx/

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En murales, pinturas de caballete, artesanías y otros objetos, es usual ver ilustrados a los famosos toritos de pirotecnia. Estos elementos festivos son parte ya de la idiosincrasia festiva y popular de buena parte de nuestro país. Con sus vivos colores y ardiente ritual, congregan a su alrededor a comunidades enteras que festejan a lo grande. Es tal su impacto que son los grandes protagonistas de la famosa Feria Nacional de la Pirotecnia. Por ello es vital conocer su historia y el porque de su arraigo en México.

Los toritos de pirotecnia son una auténtica tradición popular de México. © Fotografía: Toros Tultepec.

Origen de los toritos de pirotecnia

Los toritos de pirotecnia tienen su origen en costumbres de diferentes ciudades hispánicas durante la Edad Media. Desde el siglo XIII se estilaba untar con cera los cuernos de los toros, prenderles centellas y hacerles correr por las calles de ciudades y villas durante la noche en ciertas fiestas. En la región vascona (compartida entre España y Francia), parece ser que surgió la tradición de usar una armazón de madera para dichos luminosos festejos.

Fiestas taurinas durante la Edad Media en Castilla. Cantigas de Alfonso X.

La llegada de los toritos a México

Tras la conquista de Mexico-Tenochtitlan y otros pueblos mesoamericanos, los españoles trajeron a nuestro territorio muchas de sus costumbres. Entre ellas, la pirotecnia y las fiestas taurinas. Se consigna que en noviembre del año de 1585, Pedro Moya de Contreras, arzobispo y virrey interino de la Nueva
España, decidió organizar una corrida nocturna de toros con centellas en sus cuernos. Esto fue para festejar el arribo a la Ciudad de México de su sucesor.

Si bien no está demostrado de forma fidedigna que esto haya sucedido, el testimonio da cuenta de como estas costumbres empezaron a tener arraigo en la nueva nación. De acuerdo a una crónica anónima, en el año de 1622 los toritos de pirotecnia ya consistían en una armazón de madera con la cara y cuernos del bovino. Estaban repletos de cohetes que lanzaban una infinidad de chispas y «truenos».

Pedro Moya de Contreras, arzobispo y virrey interino de la Nueva España. © Wikipedia.

Los primeros talleres de toritos de pirotecnia y su trasfondo sincrético

Sabiendo lo anterior, no debe sorprendernos que desde el inicio de la era virreinal se constituyeron los primeros talleres de pirotecnia. Fueron ubicados en barrios y pueblos de las orillas de la Ciudad de México. El más icónico de esos lugares sigue siendo Tultepec, en el Estado de México. El propósito de ello era evitar accidentes; además en la zona, al ser lacustre, abundaba el salitre con cantidades ricas de nitrato de potasio, materia prima fundamental para la pirotecnia.

La adopción de los pueblos mesoamericanos de los toritos se debe a diferentes factores. Fundamentalmente, al ser elementos de las fiestas religiosas del cristianismo católico que representaban la persecución de los infieles y el diablo, hubo una asociación estrecha con el fuego. No olvidemos que lo ígneo era un elemento sagrado para las antiguas culturas prehispánicas, tal como lo demuestra la ancestral Fiesta del Fuego Nuevo.

Artesanos coheteros de Tultepec, Estado de México. © Quadratin Edomex.

La actualidad e importancia de los toritos

A pesar de todas las tribulaciones que vivió nuestro país desde la Independencia, pasando por la Guerra de Reforma y la Revolución, los toritos de pirotecnia siguen constituyendo una tradición muy arraigada en nuestro país. A lo largo de estos dos siglos, además del significado social y religioso, la costumbre ha sobrevivido gracias a que la fabricación de fuegos artificiales sigue siendo una actividad económica importante. En el pasado, la población campesina encontraba en este trabajo autonomía y un ingreso constante. En la actualidad ha representado una labor que auxilia a la población más pauperizada.

Hoy en día, el torito está construido sobre una estructura de madera (o alambre) en una lona cubierta con cal, a fin de evitarle quemaduras a la persona que lo carga. El armazón se cubre por completo de bengalas, chispas y todo tipo de pirotecnia. La chispeante carcaza corretea a la gente mientras los cohetes explotan, trayendo consigo no solo felicidad, sino también la historia de una antiquísima tradición tanto nacional como de otros países hermanos (como Guatemala).

La magia de los toritos de pirotecnia es única. © Fotografía: Rodrigo Jardón. Redbull.
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Aldo Vicencio Poeta y ensayista. Historiador de formación. México es sus misterios.

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