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Ucrania, un país invadido, ha logrado defender su independencia en esta terribe guerra de tres años con grandes sacrificios contra el formidable ejército del agresor imperialista. Por supuesto, esto no habría sido posible sin el suministro de armas por parte de Occidente, pero el factor principal ha sido la valentía y la gran motivación del pueblo ucraniano. Así se refiere el intelectual de izquierda ruso Ly Budaitskis al sacrificio de Ucrania.
El economista Michael Roberts afirma: “La invasión rusa de Ucrania ha causado un terrible impacto en el pueblo ucraniano. 46 000 personas civiles y quizás 500 000 soldados han muerto. Millones han huido al extranjero y millones más se han visto obligados a abandonar sus hogares. Kiev ha perdido a 50 000 trabadores y trabajadoras. El PIB de Ucrania ha caído un 25 % y 7,1 millones de ucranianos y ucranianas viven actualmente en la pobreza”.
Cuando Rusia lanzó su invasión general en febrero de 2022, Estados Unidos inicialmente aconsejó a Zelensky que huyera del país, creyendo que no había posibilidad de detener al ejército ruso. Sin embargo, el pueblo ucraniano logró hacer retroceder a las tropas rusas, para sorpresa de Estados Unidos y Putin. Fue entonces cuando Estados Unidos y la OTAN comenzaron a proporcionar ayuda militar y económica a Ucrania. Sin embargo, el apoyo fue limitado, para que Ucrania pudiera resistir pero no lo suficiente para derrotar a Rusia. Este objetivo nunca estuvo en el fondo de la cuestión.
Deberíamos tener todo esto en cuenta al evaluar adecuadamente el cambio que se ha producido desde que Trump asumió la presidencia de Estados Unidos. Ahora, a cambio de la ayuda prestada por EE UU (que ha supuesto un enorme negocio para la industria armamentística), quiere imponer a Ucrania la explotación de minerales raros en sus tierras, y también, como puñalada por la espalda, obligarla a aceptar el área geográfica robada por Putin si quiere alcanzar la paz. Es decir, la alianza de dos imperialismos quiere colonizar Ucrania, cada uno según sus propios intereses.
No es la primera vez que una gran potencia imperialista cambia de rumbo y se alinea con un viejo enemigo. Recordemos el repentino acercamiento de Richard Nixon a China a principios de los años 70, lo que provocó que la guerra de Vietnam se prolongara varios años (Mao redujo la ayuda a Vietnam del Norte).
Pero hay un precedente aún más sorprendente: el pacto Hitler-Stalin de 1939. La alianza entre la Alemania fascista y la Rusia estalinista dio luz verde a la Segunda Guerra Mundial.
Como entonces, hoy el destino de Ucrania afecta al mundo entero, pues ha puesto sobre la mesa la cuestión de los derechos y la soberanía de los pequeños Estados. Si el pacto de Trump con Putin sobre la división del territorio y los recursos naturales de Ucrania sigue adelante, sentará un precedente similar al Acuerdo de Munich de 1938 y demostrará que los pequeños Estados son meros peones en el juego de las grandes potencias. Esto debería preocuparnos.
Si este mal llamado plan de paz se llevara adelante, en una parte de Ucrania Putin aseguraría la anexión y ganaría parte del territorio que aún no controla, y la otra parte se convertiría en una colonia económica del imperialismo estadounidense. Además de asegurar la anexión, Rusia reconstruiría su aparato militar actualmente relativamente reducido (las fuerzas rusas están casi agotadas debido a las grandes pérdidas que han sufrido, especialmente en soldados y armas pesadas, como tanques y piezas de artillería) para prepararse para nuevos ataques a países vecinos en el futuro. Aunque la hipótesis de que Rusia perseguirá a toda Europa es egoísta y falsa, ya que no tiene suficiente fuerza ni interés para ello, no se puede ocultar que no tenga ningún interés imperialista en relación a sus vecinos, especialmente Finlandia y los países bálticos. Moldavia y Georgia también están en el punto de mira. El miedo a Rusia en estos países puede parecernos excesivo, pero tienen razones para ello. La historia es testigo.
No puede ser nuestra la predicación de los oligarcas y los militaristas de “¡Si quieres la paz, prepárate para la guerra!”. Frente a esa idea proponemos, “¡No a la guerra que nos mata! ¡No a la paz que nos oprime!”, en contra la falsa Pax Romana.
Las cosas están claras en ese sentido. La Unión Europea quiere involucrarnos en la carrera armamentística y fomentar un clima de guerra con el pretexto de ayudar a Ucrania. Quieren gastar 800 000 millones en armamento y ejércitos. De ellos, 650 000 millones tendrán que venir de cada Estado y los 150 000 millones serán deuda mancomunada respaldada por el presupuesto de la Unión.
Debemos expresar nuestro total rechazo a estas intenciones y, al mismo tiempo, condenar la presencia de la OTAN en nuestros territorios y trabajar por su disolución. Contra todos los bloques militares (OTAN, OTSC, AUKUS), ya sean del bloque occidental o del oriental, y a favor de la desnuclearización.
Sin embargo, más allá de la cuestión de Ucrania, es útil entender qué hay detrás del pacto Trump-Putin. Desde hace mucho tiempo hemos condenado la postura imperialista de la actual Unión Europea neoliberal o del Partido Demócrata en EE UU, pero cuidado ¡lo que tanto Trump como Putin quieren es una Europa más derechista y más reaccionaria!, en la que Le Pen, Orban, Meloni, Abascal y similares serán los nuevos amos de Europa.
A corto plazo, este plan pretende reprimir a Ucrania y proteger a los partidos trumpistas y a los soberanistas de extrema derecha en Occidente.
El nuestro debe ser un camino diferente: internacionalista, antiimperialista y antirracista. Sin combustibles fósiles, sin energía nuclear y sin agroindustria. Una Europa diferente, democrática, social, feminista, abierta, generosa y ecológica. Desarrollando la seguridad social, fortaleciendo los servicios públicos, luchando contra las desigualdades y construyendo una Europa que erradique la pobreza. Lo cual socializaría las finanzas, la energía, la industria armamentística (reconvirtiéndola a otras tareas) y otros sectores clave.
Ésta es la mejor manera de lograr la verdadera paz. Aquí y en todas partes.
Joxe Iriarte es militante de Alternatiba
6/5/2025
Tomado de https://vientosur.info/
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