¿Te imaginas tener que pagar impuestos por los gases de las vacas y cerdos? Esta no es una idea descabellada considerando lo que estos hacen a nuestro medioambiente y algunos países están comenzando a ver la realidad.
En la actualidad, la ganadería es una de las principales fuentes de ingresos y empleos que existe, pues la demanda de productos derivados de los animales es una situación que no parece que vaya a entrar en decadencia pronto.
Desde carne de varios tipos, leche, lana, entre muchos otros productos derivaros de diferentes animales, son algunos de los beneficios que el ser humano toma a su favor.
Sin embargo, esta práctica, la ganadería, está comenzando a verse comprometida por una situación de contaminación ambiental.
Muchas personas pensarían que por ser una práctica que involucra procesos naturales con animales no conllevaría problemáticas ambientales. Sin embargo, esto no puede ser más erróneo.
Para comprender más a fondo esta problemática es esencial saber que la ganadería es una de las principales fuentes de contaminación debido a que varios animales como vacas, cerdos y ovejas tienden a generar un gas que es sumamente contaminante, CO₂ o Dióxido de Carbono, el mismo que los humanos al exhalar o un auto al arrancar, según National Geographic.
La problemática comienza con la alta demanda de productos de origen animal, situación que aumenta la producción de estos animales, en otras palabras, se tienen más vacas, cerdos y ovejas en una zona en conjunto, lo cual se vuelve un punto de contaminación constante de gases de efecto invernadero.
Por esa razón, algunos países están comenzando a tomar acciones en contra de esta situación que se está volviendo una problemática ambiental en todo el mundo.
Recientemente, fue Dinamarca que ha dado el primer paso a la resolución de esta situación. ¿La solución? Hacer que los ganaderos paguen impuestos por cada kilogramo de gas contaminante que generen sus producciones.
Esta iniciativa originada en Dinamarca busca promover a partir del 2030 la implementación de impuestos por cada kg. de gas metano producido por vacas, cerdos y ovejas.
El decreto afirma que durante el 2030 este impuesto se implementará y será evaluado de forma en que por cada tonelada de dióxido de carbono generado será cobrado a 42 dólares. Y con el paso de los años, en 2035, el impuesto aumentará a 108 por tonelada.
Aunque aún hay detalles por afinar y aclarar, este es un impuesto que pasará a la historia por ser el primero en su clase y por apoyar las iniciativas ambientales. Así mismo, se espera que con las contribuciones la reforestación de bosques sea una de las soluciones a implementar.
Se espera que, con este impuesto, además de las acciones ambientales que se tomará, también se reduzca la producción en la ganadería y, por ende, de los gases de efecto invernadero que tienen fuertes repercusiones en atmosfera terrestre.
Solo toca esperar para que este decreto sea puesto en marcha y que tenga buenos resultados para que, así como Dinamarca, este ejemplo sea seguido por los demás países del mundo, y así la huella de CO₂ que genera la ganadería se reduzca al máximo posible.
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Tomado de http://enseddeciencia.com/feed
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