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En este nuevo espacio plantearemos una reflexión en torno al que consideramos el disco más relevante de la semana. En esta entrega: Wall Of Eyes de The Smile.

Tanto en conjunto como en sus proyectos individuales, el trabajo de Thom Yorke y Johnny Greenwood ha alcanzado el carácter de inmaculado gracias a la calidad demostrada por más de treinta años.

Esa posición, más allá del bien y del mal, les permite trabajar fuera de todo juicio para hacer lo que quieran, cuando quieran, a pesar de que las expectativas sean siempre muy altas, sobre todo tratándose de Radiohead.

En ese sentido, The Smile, que al principio parecía un experimento para apaciguar inquietudes artísticas más allá de esas expectativas que genera su proyecto base, hoy se confirma como una extensión real y tal vez con más futuro que Radiohead mismo dada la libertad mediática que les genera.

Wall Of Eyes, la segunda placa de esta combo al que se le suma Tom Skinner, es una expresión continuista de lo que escuchamos en su debut: fijaciones sobre el fin del mundo, pasajes sonoros espesos y un vínculo innegable con el Jazz.

A partir de esos cimientos, construyeron una secuela de esa fijación por el apocalipsis como analogía de la decadencia social; pero ahora desde un punto de vista más desolador que violento: como si cada vez quedara menos esperanza y estuviésemos condenados al arrepentimiento.

Su discurso lírico se refleja en lo instrumental, que en esta entrega pone por delante las secciones de cuerdas en lugar de los sintetizadores monstruosos que se escuchan en A Light For Attracting Attention.
Sin ser un referente contrastante en cuanto a experimentación, lo que nos deja Wall Of Eyes es que para Tom Yorke, Johnny Greenwood y Tom Skinner, The Smile un espacio de creación mucho más concreto y por lo tanto ideal para que todos los esfuerzos del proyecto se centren en la efectividad y la pulcritud de sus canciones.