Aunque la bandera a cuadros revalido a Max Verstappen como el campeón absoluto y mejor corredor de la actualidad, la nota se la llevó Sergio Pérez, quien tuvo que abandonar la carrera en la primera vuelta tras un choque con Leclerc.
La ley de Murphy dice: ”Si algo puede salir mal, va a salir peor”; y lo que parecía un cuento de hadas, la oportunidad perfecta para llevar el idilio de México con la Fórmula 1 a su máxima expresión, culminó en una jornada agridulce y digna de olvidar, al menos en lo estrictamente deportivo.
Sergio Pérez, nuestro mártir e hijo pródigo, se encontraba frente a la que quizá fue su última oportunidad real de ganar un Gran Premio en México: la confianza de sentirse en casa, el mejor monoplaza al que ha tenido acceso y una necesidad imperante por demostrar por qué está en la mejor escudería de la actualidad.
El escenario lucía complicado pero si alguien ha demostrado capacidad de resiliencia, es él. Ya con ambos campeonatos en la bolsa, al interior de Red Bull se respiraba cierto aire de confianza, no porque Max le fuese a regalar algo a ”Checo”; pero al menos parecían salir banderas blancas en medio del clima de hostilidad que se ha vivido toda la temporada en las entrañas del Toro Rojo.
El gran fin de semana
Si bien ”Checo” tuvo un desempeño inconsistente en las qualys, el quinto lugar en la parrilla al menos auguraba que podría competir por podio desde el primer momento. Tanto Sergio como Max lo aceptaron el sábado: la primera curva en la arrancada será clave, y la premonición se cumplió porque la succión entre los Ferraris abrió un hueco por el centro que Verstappen aprovechó y con toda categoría se puso en la primera posición.
Charles Leclerc quedó muy justo con Pérez, quien en una de sus maniobras clásicas, intentó rebasar por el exterior en la frenada de la dichosa primera curva; sin embargo, un leve contacto entre ambos botó al RB19 del mexicano y, con ello, sus posibilidades de seguir en la carrera se acabaron.
La salida tan prematura del mexicano ocasionó un silenció sepulcral en las gradas del Foro Sol, y en Sergio, llanto de tristeza y frustración.
Los Ferraris quedaron detrás de Verstappen, mientras Lewis Hamilton eludió al AlphaTauri de Daniel Ricciardo para emprender una embestida por el podio.
Verstappen fue a los pits en la vuelta 20 y eso lo dejó en el séptimo lugar; pero para el giro 29 ya había recuperado posiciones y se puso a tiro de cañón de Sainz, que en ese momento era segundo, como consecuencia de que Lewis Hamilton también realizó su única detención para colocar gomas duras e con eso intentar el undercut.
La maniobra hizo efecto y pasado el ecuador de la carrera, ya había entrado a las primeras tres posiciones.
La carrera tuvo que detenerse debido a que Kevin Magnussen tuvo un incidente considerable que afectó la parte trasera de su Haas.
Luego de 20 minutos de pausa, Verstappen regresó con energías renovadas y logró escabullirse de Leclerc con una ventaja muy amplia, lo que de algún modo motivó a mientras Hamilton para correr más agresivo. Solo cuatro vueltas después el británico tomó posesión de la segunda plaza para no soltarla; así dejó a los Ferrari en tercero y cuarto, con el Mónaco como el único en el podio.
Detrás de ellos, el MVP se lo llevó Lando Norris, quien protagonizó una remontada épica desde la posición 17 hasta la 5, luego de haber sido eliminado en la Q1 el sábado. La gesta heroica de Lando se logró tras varias maniobras dotadas de virtud; pero también por el abandono de Fernando Alonso o el contacto entre Oscar Piastri y Yuki Tsunoda.
Con esto, el campeonato de pilotos deja muy comprometida la batalla por el segundo puesto: Verstappen -ya como campeón- con 491 puntos, Sergio Pérez con 240 puntos y Lewis Hamilton con 220, lo que deja al mexicano prácticamente sin margen de error y obligado a sumar podio en los premios restantes.
En el campeonato de constructores, Red Bull ya también campeón desde hace un par de semanas, se queda con 731 puntos por 371 de Mercedes y 349 de Ferrari.
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Tomado de https://warp.la/
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