Fotografías de David Barajas (@daviddbarajas)
Te presentamos esta conversación muy especial entre Warp y Little Jesus por los diez años de la banda y la historia detrás de su concierto más importante hasta la fecha.
“Me siento en otro planeta y no sé si voy a volver” dice Little Jesus en la última canción de la que, quizá, sea su canción más épica y emblemática.
Han pasado ya diez años desde que emprendieron esa travesía que es la música y, lo que parecía un idilio, hoy los valida como la banda mexicana más importante de su generación.
Desde sus canciones que sonaban a romcoms, la fantasía dandy interespacial del que ha sido su mejor disco hasta el momento, un concierto con orquesta, abrirle a los Rolling Stones, homenajes al cine, poesía y un Auditorio Nacional.
Para este especial de WARP Magazine nos hemos sentado a platicar con ellos sobre esos diez años, el show más grande de sus vidas, su percepción sobre el estado actual de la industria y la posibilidad de irse de este planeta para no volver.
Se ha cumplido prácticamente una década desde que iniciaron formalmente como banda y, por lo tanto, desde el lanzamiento de su álbum debut; así que me gustaría saber: si sus versiones de 2013-2014 concieran a sus versiones actuales, ¿qué creen que pasaría?
“Seguramente sí se sentirían orgullosos y felices de los caminos que tomamos. Incluso, tal vez, no creerían muchas de las cosas que han pasado desde entonces.
Al final creo que esas versiones nuestras de hace diez años fueron las que se rifaron para estar en donde estamos; y gracias a eso, ahora somos personas más independientes, que siguen haciendo música y que entendieron lo importante que debe ser la música por encima de otras cosas en este negocio.
También les molestarían algunas cosas de nosostros (risas). Dirían que somos mamones porque ahora usamos muchos pedales y nos pintamos el pelo”.
Así como ustedes, Paul McCartney es un músico que al salir de gira explora un gran porcentaje de su catálogo: desde que estaba con los Beatles, Wings, como solista… Y, ahora que va a salir en un nuevo tour, comentaba que hacer esa revisión del pasado siempre es una tentación porque tus nuevas habilidades y experiencias te hacen querer alterar ese pasado sonoro.
Ahora que tuvieron el show más grande su carrera en el Auditorio Nacional y que están en la que tal vez sea su gira más importante hasta el momento, ¿han sentido esa tentación?
“Para nosostros ha sido justo lo contrario: en ese proceso que mencionas para ese show y esta gira más bien hemos querido respetar la esencia natural de aquellas canciones que ya tienen diez, once años.
Por ejemplo, con Berlín, que fue nuestro primer sencillo y nuestro primer éxito, ya había llegado un punto en el que nos daba hueva tocarla porque nos parecía muy plana y larga; pero ahora que estamos escuchando todo el material de nuevo, nos reconciliamos con ella porque al final fue la rola que nos hizo darnos cuenta que esto podía ser algo real y que también hizo que la gente lo notara”.
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¿Cuál fue la parte más divertida de preparar ese show y esta gira?
“Tocar, literal. Hemos tocado tanto que, regularmente, solo ensayamos una o dos veces antes de salir a girar; pero para este tour sí nos hemos juntado varias veces y al final nosostros empezamos esto para tocar y hacer música, entonces finalmente lo estamos haciendo.
Igual es divertido el contraste entre tocar las rolas del principio de nuestra carrera con las más nuevas. Como has dicho: hay diez años de distancia entre ellas y está cool encontrar la evolución pero también las cosas que siempre han estado presentes.
Además ha sido divertido ensayar en torno al show de luces que planeamos específicamente para el Auditorio. Es algo que nunca habíamos hecho y que creo marcó un antes y un después en nuestra vida como banda en vivo.
Y fue desafiante porque cuando tocas en la mayoría de los venues, la gente te ve hacia arriba y no es realmente consciente de todo lo que pasa en el escenario; pero el el auditorio es al revés: te ven de arriba hacia abajo.
Generalmente con nuestra energía basta para mantener a tope el show pero queríamos probar cosas nuevas y ofrecer algo diferente para una fecha tan importante”.
Si ese show fuera una película, ¿cuál sería?
“Al Diablo Con El Diablo (risas). Como que tuvo muchos tonos y cameos y referencias pero fue esencialmente divertido”.
Ahorita que mencionaban el placer que les ha producido el volver a ensayar porque eso representa hacer aquello por lo que eligieron esta profesión, me hizo recordar esa conversación entre Lorde y David Byrne en la que dicen que están cansados de este momento de la industria en el que se trata de absolutamente todo, menos de hacer música.
¿Qué opinan al respecto?
“Justamente apenas comentábamos que lo más difícil en estos diez años ha sido mantenerse aislado de todo aquello que tiene qué ver con la industria pero no con hacer música.
Y afortunadamente ya se ha puesto sobre la mesa el tema del estrés consecuente de la presión de vender boletos, conseguir streams, quedar bien con las plataformas, conseguir followers en todas las redes…
Al final creo que la clave de todo está en no olvidar por qué empezamos a hacer esto y no dejar de disfrutar”.
¿Consideran que toda esa presión los ha orillado a crearse un personaje como método de protección?
“(Risas) Sí, creo que es inevitable preocuparse a partir de esa presión y justamente el personaje que inventas es aquel al que no le importa nada más que la música y el bienestar de la banda y de la gente que la rodea.
Y es más complicado ahora que somos independientes otra vez porque inevitablemente te das cuenta de todo, entonces se vuelve más importante el personaje del wey que vive en una burbuja en la que solo le interesa tocar la guitarra y elegir sus pedales”.
Supongo que debe ser todavía más complicado cuando como público promovemos esa misma presión, ¿no? Que sacan una canción nueva y ya hay gente pidiendo por otra y otra y otra…
“Sí. Es como en los shows: que apenas empezamos y a la segunda rola ya piden Azul o TQM y es como de wey, obviamente las vamos a tocar pero disfruta el camino para llegar ahí.
O cuando sacamos nueva música y no se parece a las canciones favoritas de algunas personas y nos reclaman (risas); entonces es cuando pensamos: bueno, si no te gusta la música nueva y sí la vieja, pues ve a la música vieja y sé feliz con ella, ahí va a estar siempre y lo agradecemos mucho; pero nosostros evolucionaremos y seguiremos haciendo cosas diferentes.
Y entiendo a otros músicos que ceden a esa presión porque al final son comentarios del público que es el que compra, te da plays… Te sientes un poco secuestrado, ¿sabes?”.
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Obviamente ha cambiado su manera de hacer música por los recursos, la experiencia, las relaciones artísticas… Pero, ¿ahora lo disfrutan de manera diferente?
“Sí, definitivamente, sobre todo por los recuersos. Antes componíamos con lo que podíamos, que casi siempre eran guitarras eléctricas sin conectar acostados en nuestras camas; pero ahora ya somos más ñoños y para cualquier idea queremos que el micrófono tal, que el sintetizador tal, que la guitarra en ciertas condiciones…
Y es cuando da nostalgia que antes hicimos magia en condiciones tan rústicas o elementales y ahora podemos hacer magia también con mil elementos a disposición”.
Se ha vuelto chocante intentar etiquetar la música en géneros, así que, en lugar de eso, me gustaría pedirles que describan su música en una experiencia. Ejemplo: en estos momentos la música de Little Jesus es como subirse a un cohete y estrellarse en la luna.
¿Cómo lo definirían?
Creo que es como la experiencia de comer: que lo puedes disfrutar con todos los sentidos y sabes que te va a dejar satisfecho y que lo vas a disfrutar.
También diría que nuestra música es música de ciudad. No son sonidos que se inspiren en experiencias naturales, sino de calles, aglomeraciones… Como un día en el que tienes que despertar temprano y sabes que te dormirás tarde porque tienes muchas cosas qué hacer y recorres el DF de norte a sur, de este a oeste, usas varios transportes, ves a varias personas.
Incluso diríamos que también puede ser un viaje en carretera, en el que tampoco tienes contacto con la naturaleza porque vas sobre ruedas, con tu música, y ves las pistas, los otros coches, los cambios entre lugares que recorres; el cambio entre el día y la noche porque carretera día es diferente a carretera noche… Y acabas en un hotel”.
Me gusta que lo definan de esa manera porque siempre he creído que Little Jesus suena a la Ciudad de México y, como alguien que ama profundamente esta ciudad, siento que así como el Monterrey, Tijuana, Oaxaca, Tabasco, etc tienen sus propios sonidos, está chido que una banda proyecte a lo que suenan estas calles.
Para mi última pregunta:
Hace unos días que el gobierno de Estados Unidos acepto la existencia de evidencia extraterrestre: si un comité interestelar hiciera un intercambio cultural en el que les ofrecen irse a tocar por todos los planetas pero con la única condición de no poder volver a la tierra, ¿se irían?
“Si pudiera llevarme a mis personas más queridas y cercanas y a ese sintetizador que también parece nave espacial, sí, definitivamente. Nosotros siempre creímos que había vida en otros planetas, así que sería consecuente con eso”.
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Tomado de https://warp.la/
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