El laberinto del mundo
José Antonio Lugo
Esteban García Brosseau es hijo del gran pintor de la Ruptura Fernando García Ponce y sobrino del no menos grande novelista y crítico Juan García Ponce. Acabo de leer con deleite su libro Nagas, naginis y grutescos: púlpitos barrocos de la India portuguesa como triunfos ibéricos sobre la idolatría (siglos XVII a XVIII), publicado por el Instituto de Investigaciones Estéticas de la UNAM, donde el autor es profesor investigador. Intentaré sintetizar para los lectores de Morfemacero algunas de las propuestas de este libro fascinante.
Las «nagas» y «naginis» son divinidades hinduistas que, en un logrado sincretismo, podemos observar en la parte inferior de los púlpitos católicos portugueses en Goa, la región de la India que colonizaron los lusitanos. Ahora bien, el autor se propone, en sus propias palabras, describir cómo en un mismo objeto: «se conjugarían lo barroco y lo manierista, lo católico y lo pagano, lo indio y lo europeo; apetitoso programa iconológico y formal, cuyo significado en la historia de los mestizajes culturales presenta importantes paralelos con lo sucedido en México y en el resto de Iberoamérica durante la época virreinal».
Para hacerlo, el autor abarca muchas facetas: la de las travesías marítimas de los portugueses –Vasco de Gama y sucesores– a la India, así como las de la Nao de China, que traía al Parián de la ciudad de México, después de desembarcar en Acapulco, seda y escritorios, entre muchos otros objetos suntuarios y decorativos.
Menciona también cómo el manierismo –corriente del arte que exagera los trazos y se convirtió en un punto de de lucha entre el catolicismo y los protestantes, en términos de lo apolíneo/dionisiaco, donde lo racional es europeo y lo fantástico es indígena–, involucró a toda Europa, incluyendo la orfebrería de Cellini, y de allí al resto del mundo, toda vez que, afirma García Brosseau, a través de los mascarones de los barcos y del gran comercio internacional los contenidos iconográficos llegaron a todas partes, incluyendo el virreinato de la Nueva España.
A lo anterior se suma el quinto libro de Pantagruel, la obra maestra del escritor renacentista francés François Rabelais, leído por nobles y pueblo por igual, en el que se relata la llegada de Panurgo a la India y cómo el joven Baco vence con su séquito fantástico a los ejércitos de la India, con todo y sus elefantes.
Menciona también el autor cómo en los grutescos de Fontainebleau, esplendor del manierismo francés, aparecen motivos de la India, así como en los «triunfos» italianos del Renacimiento, todo esto en el marco de un neopaganismo griego en Europa que floreció en los círculos neoplatónicos de los Médici –recordemos a Marsilio Ficino, el primer director de la Academia florentina y a Giovanni Pico della Mirandola, su sucesor–. El autor sugiere que podemos rastrear en el manierismo europeo renacentista la influencia de la iconografía de la India, con sus nagiri que tienen cola de serpiente en lugar de cola de pescado como las sirenas, así como en el barroco novohispano, en particular en Tonantzintla o la Capilla del Rosario, en Puebla, en el Sagrario de la Catedral Metropolitana, así como en los muebles que se elaboraban en la Villa Alta de San Ildefonso, en Oaxaca.
De esta manera, afirma el autor, la aparición de figuras paganas en los púlpitos indoportugueses «pudo responder –cita a Ines G. Zupanov– a no romper del todo con el pasado ‘pagano’ y resistir», en un claro ejemplo de sincretismo y convivencia entre el mundo católico y el pagano.
En la búsqueda de lograr una historia del arte de la modernidad temprana desde un punto de vista global, siguiendo a historiadores como Gruzinski o DaCosta Kauffmann, Nagas, naginis y grutescos, el libro de Esteban García Brousseau, da un paso adelante trazando boyas que se convierten en puntos de referencia en el océano iconográfico de distintas culturas y siglos, con el fin de ampliar nuestra perspectiva, descubriendo insospechados y reveladores vínculos, donde lo lejano se vuelve más cercano de lo que parecía y todo parece estar interconectado. Un libro estupendo y divertido, producto de un enorme esfuerzo erudito y lúdico.
Tomado de https://morfemacero.com/
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