Regresé a casa después de charlar contigo. Recordaba cada palabra tuya y la pasión con que reflejabas tu responsabilidad. Entonces decidí escuchar música para integrar lo platicado en ese encuentro. Elegí el Prelude in E minor (Op. 28 no. 4), de Chopin. La música me hizo recordar nuestras charlas sobre tantas cosas vividas y sentidas, también de las pretendidas necesidades. Soy afortunado por compartir tus luchas, logros e inquietudes, y ver el brillo maravilloso de tus ojos cuando comentamos acerca de tu artista favorito. Eres una adolescente, un poema pletórico de emociones y sentimientos. Cerré los ojos para escuchar ese preludio de Chopin, y pude apreciar lo que eres y significas en la vida de quienes hemos tenido la oportunidad de conocerte.
Has recorrido diversos caminos, enfrentando aluviones de emociones y sentimientos, has entregando tu pasión en lo que haces, y aún crees que no es suficiente. En tus diversos roles has dado lo mejor de ti, pero temes no haber hecho lo suficiente y eso te desgasta física y emocionalmente. Creo que tu dedicación, entrega y pasión es un distingo personal relevante, y ese será un legado maravilloso para quienes hemos tenido la dicha de estar, pasar y llegar a tu existencia. Sabes, disfruto cada objetivo que te propones, y celebro tus logros porque sé todo lo que han implicado para ti.
Entonces imagino las melodías de tu artista preferido, que disfrutas y te acompañan en muchos momentos. Advierto tu fidelidad, tan característica, en lo que te envuelve y apasiona. También el baile enloquece tus sentidos, y recuerdas los esfuerzos que hiciste para practicarlo alguna vez, hasta sangrar tus pies. Una pasión inaudita, una entrega maravillosa; tus movimientos suaves que evocan la película ¿Bailamos?, con Richard Gere, un mundo de movimiento, música, compañerismo y pasión. Así ha sido tu vida, en algunos momentos es lo que te impulsa a crecer, derribar muros, darle curso a tus emociones y fluir cuando así lo requiere tu existencia.
Los altibajos de la vida te han impulsado para no rendirte, pero en ocasiones es tremendamente duro lo que vives en soledad. Ésta que abraza fuerte, hasta sentir que el aire se agota, que el camino se acaba y al final renaces con fuerza y determinación, para establecer nuevos proyectos personales. Eres una mujer 4X4, todo terreno. Preguntarás, quién tiene tiempo para pensar todo eso de mí, ¿acaso vale la pena hacerlo? Sé que algunas veces habrás llorado tanto que pareciera que quedarías ciega.
Este escrito nace del momento en que nos encontramos, del saludo sutil y del contacto visual profundo y sincero para acercarme a ti, a tu alma. Después de escuchar el tema de Chopin, ya aludido, decidí caminar porque solo así podría escribir esta experiencia. Virginia Woolf decía que no podía pensar, escribir bien o descansar bien sin haber disfrutado un buen café. Puesto que continuamente estoy en contacto con experiencias, que se traducen en lecciones por aprender, siempre llevo conmigo un cuaderno o mi smartphone, para guardar algunas ideas que después compartiré.
Tengo una buena vida. Escribo acerca de mis encuentros, para comprender lo que significan, y no guardarlos en el cajón del olvido. Ahora siento el frío del aire acondicionado, pero buscaré el calor del sol y escuchar a esos pájaros que gorjean en el árbol cercano a casa. Es preciso mantener el equilibrio, así que disfruté del aire fresco, el sol cálido y de un suculento cafecito.
Qué bello es vivir, y disfrutar el poder de lo simple. Mi gratitud infinita a todas esas personas 4X4, que circulan a mi alrededor, por lo que me han compartido y son motivo de celebración.
De todos los riesgos que he corrido, este es uno de los que no me hubiese perdido.
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