La periodista Teresa Montaño fue secuestrada en 2021 mientras investigaba la red en el Estado mexicano. La organización Forbidden Stories retoma su trabajo y revela un esquema de sociedades ficticias y contratos públicos
María Teresa Montaño Delgado, periodista mexicana independiente que investiga la corrupción en el Estado de México.
Con la voz aún temblorosa, María Teresa Montaño Delgado relata el suceso que cambió el curso de su vida en una tarde, a priori como cualquier otra, en agosto de 2021.
La periodista, residente en Toluca, capital del Estado de México (Edomex), salió de una cita médica y se dispuso a parar a un taxi con la intención de que la llevara de vuelta a casa.
Una vez dentro del vehículo, fue asaltada por tres hombres armados que le vendaron los ojos y la maniataron.
La apuntaron con una pistola bajo amenaza, diciéndole “ya sabes de qué va esto”. Inmediatamente después, el coche puso rumbo su domicilio, cuya dirección los asaltantes ya conocían.
“No paraban de preguntarme: ‘¿Eres periodista? ¿Para qué medio trabajas?’” Pero a pesar del miedo, ella lo negó rotundamente en cada ocasión: “Si admitía que era periodista, estaba convencida de que me matarían”.
Un dron militar sobrevuela el cráter del volcán… Cuando llegaron a su domicilio, los secuestradores le prohibieron a Montaño entrar a su propia casa. Mientras esperaba en el coche, la periodista cuenta que se llevaron todo su material de trabajo —ordenador, grabadora de voz, cámara de fotos, tabletas, cuadernos, documentos que archivaba desde hacía varios años—, así como su coche. Tras un suplicio que se prolongó durante varias horas, la periodista fue milagrosamente liberada: “Fue horrible, creía que iban a dispararme. En mi mente le dije adiós a la vida, adiós a mis hijos”, recuerda, aún hoy conmocionada.
Unos meses antes del secuestro, Teresa Montaño —fundadora y redactora jefa del sitio web mexicano de investigación The Observer— había comenzado una investigación sobre los contratos públicos del Estado de México (Edomex), pulmón económico del país. Se dio cuenta de que varios de los contratistas tenían su sede a cientos de kilómetros del Edomex, y de que los contratos presentaban algunas irregularidades.
No fue hasta tres meses después de ser secuestrada que, sospechando que se trataba de empresas fachada, creadas para malversar dinero público mediante contratos ficticios, la periodista empezó a viajar por todo el país para verificar su existencia y la naturaleza de las actividades de estas empresas.
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Tomado de https://www.losreporteros.mx/
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