“No puede fumar en este carro”, así recibió mi estimado amigo Joel Figueroa a Porfirio Muñoz Ledo, cuando pasó a recogerlo a Madrid para llevarlo a la Universidad de Salamanca, para que quien en ese momento era el embajador de México ante la Unión Europea diera una conferencia, invitado por la Sociedad de Alumnos mexicanos en Salamanca, que si no mal recuerda presidía mi gran amigo, Eduardo Urrea, mejor conocido como El Fuco (asesinado en Culiacán), así fue como se encontró don Porfirio con jóvenes duros, que no se dejaban intimidar por una ya muy larga trayectoria política.
A Muñoz Ledo, lo conocí primero en los libros de historia, así es, en las crónicas históricas de la política mexicana, siempre aparecía su nombre, hombre inteligente y cercano al poder desde muy joven, eterno aspirante a la Presidencia de la República, orador practicante invencible y por años gran imán de jóvenes aspirantes a la alta política nacional. Pude cruzar palabras con él en varias ocasiones, desde eventos políticos, hasta encuentros casuales en algún restaurante de la CDMX, pero no verlo, no escucharlo, no seguirlo es prácticamente imposible para los observadores y estudiosos del sistema político mexicano, es Porfirio un animal político en regla, vivo y que todavía se mueve.
Fue Porfirio parte del poder, cuando este era el gran poder el PRI, pero también fue parte del contrapoder enfrentando al mismo poder que él mismo construyó durante años. De forma por demás interesante vuelve al poder desde el contrapoder, pero siempre de la mano de las instituciones nacionales e internacionales. Si existe en México un profesional de la política ese es Porfirio Muñoz Ledo.
A pesar de los años su voz sigue resonando, sus palabras suenan con una lógica aplastante, con soltura y seguridad, él habla lo que pocos pueden, lo dice bien, con estructura, con contexto, con elementos, con argumentos.
“Los muertos de Chiapas, crimen de lesa humanidad. La espantosa tragedia de ayer en Chiapas donde murieron aplastados 54 migrantes, es una muestra de los mil 200 asesinados este año en la frontera sur y en su tránsito hacia el norte, Este crimen de lesa humanidad viola el pacto mundial de una migración segura, regular y ordenada. Es consecuencia de la sumisión a Washington y de la complicidad a su política xenófoba y racista contra mexicanos y centroamericanos. No lo podemos permitir”. Así levanta la voz Porfirio.
No podemos quedar indiferentes ante lo que vemos prácticamente en todo el mundo, la migración es naturaleza humana y nada, absolutamente nada la detiene, es así como se escribe la historia de la humanidad.
En Hermosillo desde que el crimen obligó a los migrantes a cambiar las rutas migratorias vemos con mayor frecuencia a los que escapan, atrapados en las calles de la ciudad, poco a poco llegaron y cada día son más. Al verlos, no olvidemos que todos venimos de un lado, todos somos hijos de la migración, absolutamente todos.
Seguramente don Porfirio ya no fuma.
Más historias
Del heroísmo vecinal al populismo oportunista ante los incendios
Claudia Wilson: La importancia del ejercicio en la vida adulta
Ante protestas en Los Ángeles, cabeza fría y resistencia de Sheinbaum contra Trump: Lorenzo Meyer